viernes, 15 de junio de 2012

Asociación Cooperadora - Hospital José T. Borda.

Según la vigésima segunda edición del Diccionario de la Real Academia Española, COOPERAR se define como "obrar juntamente con otro u otros para un mismo fin". Ida Mangone, administrativa de la Cooperadora, entendió muy bien desde el comienzo su significado. Esta mujer ingresó en el neuropsiquiátrico a principios de los 90's, cuando había alrededor de dos mil pacientes en el hospital (al presente se encuentran alrededor de 500 internos). En estos momentos, comparte la administración de la Cooperadora con su sobrina María, ambas manejan y supervisan la entrega de las donaciones a todos los servicios del Borda. 


"Para distribuir las colaboraciones llamamos a los enfermeros de todos los sectores, y siempre les pedimos que vengan con pacientes que los acompañen y los ayuden a llevar las cosas, para que los internos vean que nosotros estamos acá para servirles y que les entregamos las cosas". 


Minuto a minuto, los pacientes golpean la puerta de la Cooperadora pidiendo cigarrillos, ropa, calzado o alguna golosina. Ida conversa con ellos y repite a cada uno "avisales a los enfermeros de tu servicio, acordate que ellos están ahí para ayudarte y para servirte", y le repite a PUENTES también "quiero que ellos tengan claro eso, que nosotros estamos para ayudarlos, que todos en el hospital estamos para servirles". 

Hoy en día, la Cooperadora del Borda se encuentra separada de la instalación principal, ingresando hacia la derecha.
Foto: Octavio Gómez Cortes, junio de 2012.

Ida Mangone trabaja como administrativa de la Cooperadora hace 22 años. Foto: Romina Paola Amorós, 14 de junio de 2012.

PUENTES observó que la oficina de la Cooperadora no tiene seguridad, a pesar de haber solicitado el servicio reiteradas veces a las autoridades. Ida no pierde su entereza ni teme ir a su trabajo pese a las situaciones que deba enfrentar. En una oportunidad, un interno se acercó a la puerta para pedir cigarrillos, y como no tenían el señor le arrojó una piedra por la ventana, "pobre hombre, estaba enfermo viste, pero igualmente, como rompió el vidrio de la ventana si yo llegaba a estar sentada en la silla del escritorio: me rompía la cabeza". Otro hecho ocurrió hace unos días, mientras se desarrollaba una Asamblea en el hospital, un paciente intentó ingresar a la cooperadora por la fuerza para violar a su sobrina. María llamó por teléfono a todos los sectores, y encontró la ayuda de un enfermero instantes antes de que tirara su puerta abajo. El interno pertenecía al sector S.O.E. (Sala de Evaluación y Observación), el cual tampoco pareciera contar con personal de seguridad. También han tenido casos de personas en situación de calle que se acercan a pedir una colaboración, "el problema es que uno quiere ayudar a todos, pero te imaginás que yo le doy ropa a un externo hoy, y mañana se corre la voz y me vienen veinte, y yo me tengo que encargar de nuestros pacientes y que las cosas les lleguen".

La ausencia de vigilancia, en el hospital en general, no es ninguna sorpresa. El personal de seguridad que se encuentra en la entrada del hospital jamás pregunta a las personas que ingresan quiénes son y por qué están ahí. PUENTES declara que ha ingresado con autos y camionetas, con bolsas enormes sobre sus hombros, sin recibir averiguaciones sobre los bultos o el motivo de la visita.


Todos los certificados emitidos por la cooperadora llevan firma y sello de autenticidad.
Foto: Octavio Gómez Cortes, 14 de junio de 2012.


PUENTES reconoce el amor y la calidez en la tarea que Ida y María llevan a cabo, todos los días.

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